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¿Por qué es importante la detección precoz de la sordera?

La sordera en los bebés, sordera de nacimiento o sordera congénita es uno de los tipos de sordera más difíciles de detectar y de hecho, rara vez suele detectarse antes de los 6 meses de edad. Salvo si se siguen protocolos obligatorios de detección temprana, lo que sólo ocurre en algunos países. No obstante, es muy importante su detección temprana para disminuir las consecuencias en el desarrollo del lenguaje del bebé a medida que el mismo vaya creciendo.

Mientras más pronto se detecte más pronto se podrán aplicar los correctivos para obtener una mejoría en la condición del bebé. Incluso, hay que tener presente que dependiendo de la intensidad  de la sordera que este padezca  y de la ubicación de su lesión posiblemente pueda corregirse por completo su problema, sin que el mismo llegue a afectar su capacidad para comunicarse gracias al tratamiento temprano.

No obstante, incluso en los casos en los que no logre corregirse por completo la sordera los bebés que reciben tratamiento precoz para su problema suelen tener menos dificultades entorno al desarrollo de su lenguaje que los niños que no reciben ese tratamiento precoz.

Señales que los padres deben tomar en cuenta para detectar precozmente la sordera en un bebé:

Durante sus primeros meses de vida el bebé comienza a adquirir el lenguaje de su entorno. Emite sus primeros sonidos y reacciona a los sonidos que escucha, es capaz incluso de reconocer las voces de sus seres más cercanos, particularmente de sus padres.  Quienes deben estar muy atentos a las siguientes señales de alerta  que les indicarán, si se hacen presentes,  que su bebé posiblemente presenta problemas de audición:

– El hecho de que el bebé no se calme cuando su madre o padre lo arrullen o le hablen.

– El hecho de que el bebé se muestre indiferente al sonido de una sonaja y no la mueva cuando la tenga entre sus manos.

– El hecho de que el bebé no gire su cabeza en dirección a  alguien que esté hablando o que le esté hablando.

– El que el bebé duerma sin problemas y tranquilamente en entornos ruidosos.

– El que el bebé no emita ninguna clase de sonidos.

– El que el bebé no se sobresalte ante sonidos fuertes como por ejemplo que un objeto caiga bruscamente al piso o que una puerta se abra o cierre de repente.

   A tomar en cuenta: Ante la detección de cualquiera de estas señales se debe llevar al bebé al especialista cuanto antes para comprobar o descartar las sospechas de si el bebé presenta o no problemas de audición e iniciar el tratamiento adecuado, de ser necesario.

Factores de riesgo de padecimiento de sordera congénita:

   Existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que un bebé presente sordera desde su nacimiento, los cuales hay que tener presentes y considerar una alerta si el bebé presenta señales de sordera. Entre estos factores destacan:

– Antecedentes familiares que hayan nacido con sordera o desarrollado la misma durante su etapa infantil: En otras palabras un bebé tendrá mayor probabilidad de desarrollar sordera si dentro de su entorno familiar hay personas que la padecen.

–  El hecho de que la madre haya padecido durante el embarazo de infecciones intrauterinas originadas por cualquiera de los microorganismos pertenecientes al grupo Torch, como por ejemplo: toxoplasmosis, rubiola o herpes simple.

–  El hecho de que el bebé haya nacido con un peso  deficiente, inferior a los 1,5 Kg.

– El hecho de que el bebé haya requerido de ventilación mecánica por un período superior a los 5 días.

– Si el bebé ha padecido meningitis.

– Si el bebé ha sufrido de algún traumatismo craneal o si ha nacido con algún tipo de malformación craneofacial.

 A tomar en cuenta: Cualquiera de estos factores de riesgo son motivo suficiente para realizar pruebas pertinentes y llevar al bebé al especialista a los fines de comprobar o descartar la presencia de una deficiencia de audición e iniciar el tratamiento de ser necesario.

¿Qué pruebas se pueden realizar al bebé a los fines de la detección temprana de un problema de audición?

Evaluación de emisiones otoacústicas (OAE): Esta prueba es idónea para detectar precozmente la sordera en bebés.

 Se efectúa con un aparato portátil (Una especia de auricular) que evalúa la audición tomando en cuenta las frecuencias de sonido. Lo normal es que estos auriculares emitan sonidos que producen un eco, que es considerado la respuesta normal de un oído sano. Si este eco no se produce indicará que posiblemente el bebé presenta problemas de audición.

–  Prueba de respuesta auditiva del tronco encefálico (ABR): Es una prueba ideada para evaluar el funcionamiento del nervio auditivo ubicado en la parte interna del oído y la respuesta al sonido por parte del cerebro. Se realiza con auriculares colocados en los oídos del bebé y electrodos ubicados en su cabeza. Mismos instrumentos que contribuirán al análisis que permitirá determinar si el bebé presenta problemas de audición.

Se trata de una prueba segura e indolora.

Conclusiones:

La detección temprana o precoz de la sordera es importante porque mientras más pronto se detecte más pronto se podrá iniciar un tratamiento adecuado que posibilite una mejoría o incluso una corrección en el problema de audición presentado, dependiendo del tipo de sordera que se padezca.

La mejoría o corrección de esa deficiencia significará que el bebé desarrollará mejor el lenguaje y conllevará a disminuir las consecuencias propias de la sordera como los problemas de habla, problemas sociales, etc.

Es por ello que los padres deben estar muy atentos a las reacciones del bebé con respecto a los sonidos y a los factores de riesgo de presentar sordera congénita. Ante estas señales o factores deben acudir a realizar los exámenes pertinentes para comprobar o descartar esta deficiencia y en caso de comprobarla deberán acudir al especialista en búsqueda de tratamiento temprano en pro del bienestar de su bebé.

El diagnóstico precoz es posible y el tiempo en que se detecta la sordera es fundamental. Los tres primeros años constituyen el periodo crítico del crecimiento y maduración del niño, que desarrollará sus capacidades de percepción y motricidad, su inteligencia y la adquisición de su lenguaje.

Un diagnóstico tardío de hipoacusia o sordera y el consiguiente retraso en el inicio del tratamiento que la pérdida auditiva requiere, puede influir negativamente en el desarrollo del niño. La adaptación de la prótesis, la motivación  de diversas pautas comunicativas y el desarrollo lingüístico pueden verse irreversiblemente afectadas si esto ocurre.

El tratamiento médico, el apoyo de la familia y los recursos técnicos va a posibilitar que el bebé sordo se desarrolle con toda normalidad siempre y cuando la detección se realice a tiempo.

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